viernes, 7 de enero de 2011

Epílogo

El regreso a la casa fue silencioso, todo parecía estar en cámara lenta para mí; Adam condujo hasta mi casa en silencio mientras yo miraba por la ventana del copiloto, pensando en todo lo que había pasado desde que había llegado a Sioux Falls; nuestro propósito al mudarnos allí era cambiar nuestras vidas y efecto así fue, pero no de la forma que esperábamos, queríamos terminar la universidad, graduarnos en nuestras respectivas especialidades y la vida nos diría que hacer luego de ello. Ya Sioux Falls no lo sentía mío, no me sentía miembro de allí, sentía que buscó todas las formas habidas y por haber para sacarme de allí <> pensé mientras Adam se estacionaba en la entrada de mi casa. Entramos a la casa y todo estaba callado, escuché algo de ruido en la cocina y fui directo a ver, estaban Vanessa y mi papá con el televisor encendido y parecía que tomaban café

-Hola hija…

-Hola papi, y mi mamá?

-Arriba descansando un poco, ha sido fuerte para ella todo esto. Tu como te sientes?_ era una pregunta que odiaba que me hicieran porque sencillamente no podía decir “bien”

-Algún día estaré bien, no te preocupes. Cuando se regresan a Caracas?

-Mañana en el medio día, pero tu madre y yo estábamos pensando en que ella debe quedarse un tiempo con ustedes, ella está sola en casa la mayor parte del día y ustedes están ahora solas acá. Yo porque tengo compromisos con el trabajo, pero así se harían compañía

-No creo que sea necesario papá…_ dije totalmente seria y me fui al piso de arriba directo a la habitación de Adriana

-Pasa…_ abrí la puerta lentamente, Sam estaba sentado a su lado en la cama_ Alex…

-Tenemos que hablar Adriana. Sam, por favor déjanos “solas”_ le recalqué la última frase con la intensión de que no se quedara afuera escuchando

-Claro! Cualquier cosa, estoy abajo.._ le dio un beso en la cabeza a Adriana y nos sonreímos educadamente cuando salió. Fui a sentarme enseguida al lado de Adriana quién tenía los ojos llamativamente rojos de tanto llorar

-Adri, yo no sé cómo te sientas tu con todo esto, pero supongo que te sientes fatal…

-No sabes cuánto Alex, pero tu como te sientes?

-No podría describirlo… Adriana, mi pregunta es, te quieres quedar en Sioux Falls?_ arrugó el ceño en muestra de sorpresa ante mi pregunta

-A que te refieres Alex?

-Cuando nosotros tres decidimos estudiar fuera del país fue con la idea de cambiar de ambiente, formarnos de forma diferente a la que ya estábamos acostumbradas, buscando algo mejor. Pero está claro que no hay algo mejor para nosotras aquí Adriana. Yo no quiero seguir aquí, me quiero regresar a Venezuela

-Y que va a pasar con la universidad?

-La verdad que no me preocupa. Ya veremos que hacemos, somos buenas en lo que hacemos y ya encontraremos la solución. Me quiero ir, pero no te quiero dejar sola aquí_ nos miramos unos segundos en silencio una a la otra

-Entonces nos iremos…_ condenó firmemente y nos abrazamos

-Recoge tus cosas que nos vamos mañana con mamá y papá

-Y los chicos?

-Ellos deben entender…_ me levanté y salí de la habitación. Ni Sam ni Adam estaban afuera en el pasillo así que fui directo a mi habitación, para mi sorpresa Miguel estaba allí sentado en mi cama esperándome_ Miguel? Que haces aquí?

-Supongo que querrías hablar conmigo después de todo lo que pasó

-Al principio sí, pero ya no quiero saber nada de ángeles, ni demonios, ni vampiros

-Si ya lo sé, se que planeas irte, y es totalmente comprensible_ abrí mi closet y saqué una maleta grande y la coloqué abierta sobre mi cama

-Por qué Miguel? Por qué no lo salvaste?

-Era voluntad de Dios Alex, ya se había tomado la decisión…

-Me estás queriendo decir que Dios decidió matar a Simon!?

-Si lo vemos desde ese punto de vista, se ve terrible. Simon está bien Alex, se le va a dar otra oportunidad de vivir, pero desde el principio. En este momento debe estar naciendo_ me paré en seco, me quedé con ropa en la mano congelada ante aquella noticia_ Simon ha servido al cielo toda su existencia, ha sido ángel de miles de personas, incluyéndote, y sabemos que no es malo por ello decidimos darle una nueva oportunidad, una oportunidad limpia, le dimos la oportunidad de elegir en su nueva vida, para que él decida que va a ser

-Seguro que va a estar bien?_ pregunté mientras colocaba la ropa que tenia doblada dentro de la maleta

-Tienes mi palabra. La vida te va a premiar, no eres egoísta y esa es una virtud muy importante en ustedes, eres capaz de sacrificarte por los tuyos y eso vale Alex. Sólo ten un poco de paciencia

-Creo que es algo que me sobra Miguel. Por favor cuida de ellos y de mis amigos, dale fortaleza a mi mamá y a mi papá. Pero sobre todo alegra la vida de Adriana, ella no merece todo esto

-Y por ti que puedo hacer?

-Por los momentos no quiero nada, sólo paz y tranquilidad. La felicidad dificulto mucho recuperarla

-Paciencia hija, paciencia… Dios te bendiga…

-Amen…_ y desapareció mágicamente de mi habitación. Me quedé paralizada por unos segundos pensando en lo que me había dicho Miguel, me tranquilizaba un poco saber que Simon había empezado desde cero, me gustaría saber cómo era ahora, como se iba a llamar, quienes eran sus padres, aunque él no tendría ni idea quien era yo, pero supongo que eso no iba a ser posible. Continúe recogiendo mis cosas del closet, me sentía mal, pensaba en todo momento en Andrés y en Simon, en eso tocaron la puerta de mi habitación_ Pase_ era Adam

-Qué haces….?_ se paró en seco y vio la maleta y luego me observó a mi_ No me digas que te vas….

-Si Adam, y para siempre, ya no quiero estar aquí. Me regreso a Venezuela_ entró y cerró la puerta poniéndose en frente de mi

-Sabes que la solución no está en huir

-No es que esté huyendo. Simplemente no debimos haber venido. Todo ha sido un error desde que decidimos presentar la prueba de admisión de la universidad

-Yo soy un error en tu vida Alex?_ me detuve en seco y me volví hacia el

-Adam, no tienes idea de cuánto te quise, y a pesar de todo lo sigo haciendo, eres el error más grande de mi vida. Esto simplemente no debe ser. Tenía razón cuando te lo dije la primera vez, tenías razón cuando me lo dijiste tú, y ahora tengo razón de nuevo en volvértelo a decir

-Entonces me voy contigo a Venezuela. Sam va a estar de acuerdo en irnos

-Sam y tú deben dejarnos ir. Adriana y yo estamos cansadas de todo esto, yo de solo pensar en todo esto me duele la cabeza. Nos vamos alejándonos de todo esto, y eso lo incluye ustedes, no solo como hombres sino como vampiros_ tomé aire profundamente y tomé su rostro entre mis manos fijando nuestras miradas_ Adam, por favor no nos busquen, al menos no en unos cuantos meses. Yo no soy quien para prohibirle a Adriana que vea a Sam porque sé que se aman, pero por favor no nos busquen ahora, y cuando lo hagan no nos busquen con la esperanza de tenernos con ustedes. Luego de un tiempo, serán bienvenidos en nuestra casa. Yo tendré que hablar con mis padres acerca de ustedes y la familia de Vanessa, inventarles algo del por qué no envejecen porque sé que Vanessa querrá vernos al igual que ustedes y no queremos sacarlos de nuestras vidas; pero por ahora déjennos ir por favor_ Adam bajó la mirada y yo lo liberé de mis manos. Lo abracé fuertemente mientras dejaba libre algunas lagrimas_ Te amo Adam

La mañana del día siguiente, todo era silencioso y triste, Adam y Sam nos ayudaron a bajar las maletas. Yo mientras fui a la cocina a hacer una llamada telefónica

-Rachel?

-Si… Alex?

-Hola… oye, te estoy llamando para despedirme

-Despedirte? A donde te vas Alex?

-Me regreso con mi familia a Venezuela. Discúlpame que no pudiera despedirme personalmente, pero todo fue tan rápido

-No te preocupes mi niña. Te entiendo perfectamente. Éxito y que todo mejore en tu vida, lo mereces

-Cuídate mucho tía Rach_ tranqué la llamada mirando hacia el bosque a través de la ventana de la cocina por unos segundos

-Alex….!_ me llamó mi papá desde afuera. Puse el teléfono en su lugar y fui directo hacia la puerta principal, Vanessa quedaba a cargo de vender la casa y los carros, además de enviarnos todo lo que dejábamos. Antes de cerrar la puerta miré hacia atrás, me dio nostalgia dejar la casa, porque a pesar de muchas cosas, había vivido momentos realmente felices dentro de ella. Tomé mi bolso del suelo, miré a mi familia dentro de la camioneta, a Eduardo y Elizabeth con Vanessa y Adam en la camioneta de Adam, respiré hondo, miré al cielo y cerré la puerta.

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