lunes, 7 de noviembre de 2011


Capitulo 3
Una mudanza



            Durante los siguientes dos días, recogimos nuestras cosas en la casa al igual que los Adams y los Vangarret, el domingo partiríamos a San Francisco, para ser sincera, siempre me había llamado la atención esa ciudad, sobre todo por el Golden Gate. Era un cambio brusco, San Francisco es soleado, estaba segura que me iba a gustar, pero también estaba segura de que iba a extrañar Sioux Falls, bueno no solo Sioux Falls sino muchas otras cosas de mi antigua "vida".
            Tener que despedirme nuevamente de Simon de forma definitiva era tortuoso para mi, sentía un dolor en el pecho bastante aturdidor, era algo mucho mas que algo físico.
            Ya habíamos trazado el plan que íbamos a ejecutar para fingir mi muerte, esto seria la primera noche en San Francisco, lavaríamos algunos cerebros para respaldar mi muerte, sin morir realmente, mi funeral seria en San Francisco, haríamos todo rápido, Adriana se iría una semana a Caracas para consolar a mama y papa y luego se regresaría a continuar su vida nueva.
            -Estas lista Alex?_ me pregunto Adriana desde la puerta de mi habitación mientras terminaba de colocar una sabana blanca sobre la cama
            -Si lo estoy, es hora de irnos_ le sonreí, le pase el brazo izquierdo por encima de sus hombros y salimos abrazadas de mi habitación. Bajamos las escaleras y la puerta estaba abierta, todo estaba cubierto por sabanas, la imagen era exacta a cuando llegamos por primera vez a esta casa. Los demás no estaban esperando afuera para irnos, eran alrededor de las 9.30 a.m., tomé las llaves que estaban encima de una mesa de madera, Adriana y yo salimos de la casa, Sam y Adam estaban ayudando a Vanessa a montar una caja en la maleta de su camioneta. El día anterior habíamos llevado nuestros autos a una agencia para ponerlos a la venta, compraríamos unos nuevos apenas llegáramos a San Francisco, solo nos habíamos quedado con la camioneta del señor Douglas, el seria el único que se iría por carretera junto con la señora Julia, nosotros nos iríamos en taxi hasta el aeropuerto. Sentía una especie de vacio en el estomago, podría jurar que hasta las manos me sudaban; ya era el momento de marcharme de Sioux Falls, algo que estuvo latente desde el momento que falleció Andrés.
Llegamos al aeropuerto mas rápido de lo que tenia en mente, debía ser porque no estaba concentrada en la vía. Apenas llegue al aeropuerto las voces, los latidos, el sonido de las ruedas de las maletas al andar, cualquier cantidad de ruido me empezó a atormentar; inhale y exhalé lentamente y profundo, cerrando los ojos logrando canalizar todo lo que pasaba a mi alrededor con éxito, pero eso no quería decir que dejaba de percibir los sonidos y olores, lo único que hacia al “canalizarlos” era evitar que me torturaran.
Bajamos nuestras cosas y fuimos directo a registrarnos y entregar nuestro equipaje para abordar el avión, la verdad llegamos un poco tarde. Al estar en el avión, ya con la nave andando lista para despegar, mientras las ruedas aun estaban en la superficie, veía la pista del aeropuerto, y unas gotas de agua empezaron a chocar contra el vidrio y a deslizarse por la velocidad. Cuando el avión dejo la superficie sentí como si estuviera en una montaña rusa, multiplicado por 10, creo que Adam se dio cuenta de mi reacción porque tomó mi mano en seguida y le dio un beso suave
-Tranquila…_ dijo casi en un susurro. Eso provoco una sensación peor la verdad, pero de alguna manera me sentía mas segura al lado de el.
Fueron casi 4 horas y media de viaje, bastante tiempo para estar dentro de un mismo país, pero todo el mundo sabía que Estados Unidos era el país mas grande de América, compitiendo con Brasil y Canadá. La verdad estaba “muerta” técnicamente, pero del cansancio, diría que el viaje me dejo secuelas en el cuerpo que no quisiera ni contar porque son bastante incomodas.
San Francisco, heme aquí, este iba a ser mi nueva ciudad para formar una vida, lo peor de toda la situación es que el proceso apenas empezaba, primero llegar a mi nueva casa, mi nuevo trabajo, mi nueva universidad, seguir adaptándome a esto de ser vampiro, y para colmo de todo, la noche del día siguiente ya tenia que estar muerta para mi familia y amigos.
El camino hacia la casa eran 30 minutos según el conductor del taxi, viviríamos cerca del Golden Gate, en la Av. El Camino del mar, bastante latino la verdad, eso era algo que me agradaba mucho; el sol ya empezaba a caer, todo era tan genial a simple vista, que hasta una sonrisa se me escapo. Llegamos a nuestra calle, la verdad era una zona de lujo, Adriana se mostraba mas expectante que los demás, incluso que yo. El taxi se detuvo en frente de una casa color pastel de doble piso con tejas rojas con un garaje bastante generoso
-          Esta es la dirección_ nos dijo el conductor. Nos bajamos del taxi, la sra. Julia venia en el taxi de atrás con Vanessa. Vanessa me miró mostrándose muy contenta al ver la casa.
-          Esta será nuestra casa, la de ustedes es la de al lado_ dijo la señora Julia. Voltee la cabeza hacia mi lado izquierdo, era una fachada de madera, camine hacia ella, tenia una puerta grande de cristal, era de dos pisos, se identificaba con el 890, tenia dos garajes por lo que veía, antes de que pudiera pedirlo Adam estaba detrás de mi
-          Qué te parece “nuestra” nueva casa?_ yo se por que resaltaba “nuestra” con tanto ahínco, desde ese día en adelante viviríamos juntos
-          Se ve… bien_ tomo mis hombros apretándolos suavemente, tomo mi mano derecha con fuerza halándome hacia la entrada de la casa, metió su mano derecha en el bolsillo de su chaqueta y sacó las llaves mostrándomelas un poco entusiasmado. Soltó mi mano para abrir la puerta de la casa, la abrió y me dejo pasar de primera, esa imagen me recordó a cuando llegamos a Sioux Falls, Andrés hizo el mismo gesto, casi idéntico diría yo, eso me causo un poco de incomodidad.
Al entrar en la casa, sentí un escalofrío, que no sabría exactamente si definirlo como bueno o malo. Las paredes eran color pastel, era bastante lujosa la verdad. La escalera la tenia a mi lado izquierdo, continué entrando con algo de timidez
-Que te parece la casa?_ me pregunto Adriana a mis espaldas
-Está muy bonita_ dije con total desgano
-Alex, que ocurre?_ me preguntó con el ceño fruncido
-Todo y a la vez nada…_ hice una pausa_ vamos a subir a elegir las habitaciones_ sonreí abiertamente, Adriana me correspondió, empezó a subir las escaleras corriendo, pero le pase por un lado casi tumbándola al suelo con mi velocidad de vampiro, y escogí la habitación que estaba al final del pasillo, era la habitación principal. Me detuve en la entrada de esa habitación y me recosté de la puerta esperando que Adriana llegara, pero hizo trampa, Sam la arrastró prácticamente
-Hey! Es trampa, soy la única humana en esta casa ahora, no se vale utilizar sus habilidades
-De algo me tienen que servir_ dije mostrando una sonrisa de victoria
Abrí la puerta de mi nueva habitación, era color verde pastel con detalles en madera blanca, la cama era inmensa, tamaño queen, igualmente de madera, tenia un edredón beige, a mi lado izquierdo antes de llegar a la cama tenia el baño y el closet, en frente de la cama un espejo grande con el marco en madera blanca y debajo un mueble de madera clara y vidrio con un televisión pantalla plana, ya ni sabia calcular de cuantas pulgadas seria. Al final de la habitación tenia una ventana a media pared con un mueble incorporado, con cojines exageradamente blancos, detrás de mi cama tenia un par de ventadas de los lados que ocupaban todo el alto de la pared y había un poster encuadrado de una mariposa encima de la cabecera de la cama, miraba todo con impresión
-De donde salió tanto dinero para comprar esta casa y todas estas cosas?_ le pregunté a Adriana que estaba a mi lado, su expresión creo que era peor que la mia
-Recuerda que nosotros tenemos mas de un siglo viviendo en este mundo y generando mucho dinero anualmente_ respondió Sam que estaba detrás de mi junto con Adam, ambos nos miraban sonriendo discretamente, bueno… ni tan discretamente

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