Capitulo 6
A través del tiempo
Siempre pensé que regresar a San
Francisco, significaría un riesgo. Teóricamente nadie nos conoció en el tiempo
que vivimos allí, ellos que fueron lo que duraron más tiempo, aseguran que
nunca socializaron con algún vecino o alguna persona que significara amenaza.
Las casas anteriores en El Camino del mar, no las vendieron como pensé, creo
que desde el momento que partieron a Albacete ellos se fueron con la idea de
volver, y según Adriana, ya era el momento de hacerlo. Ya llevaba con esta, 5
mudanzas sin contar cuando me vine de Venezuela, pero digamos que esa fue
voluntaria y 100% planificada, no porque estuviera huyendo de algo o alguien,
aunque básicamente no estábamos huyendo de nadie, sino como decía el señor
Douglas “Conociendo nuevos destinos”, vulgarmente estábamos siendo como gitanos,
todo por mantener nuestra identidad vampírica oculta.
La conversación con Adriana, pero
sobre todo la que tuve con Chris días anteriores, me había dejado muy
pensativa, la verdad me costaba concentrarme en el algo. Haber “apagado mis
emociones” no era algo plenamente voluntario, suena como si tuviéramos un
suiche que subimos o bajamos a nuestros antojo, pero era algo más complejo y
extraño de explicar. En efecto si se siente, lo que cambia es que no dejas que
esos sentimientos influyan en ti. No era capaz de sentir alegría, ira,
tristeza, la nostalgia apenas rozaba mi corazón; creo que eso era posible gracias
a que carecías de alma, ya no era tuya, aun puebla tu cuerpo pero no te
pertenece, supongo que eso lo hace más fácil de manejar.
Todos eran básicamente felices,
menos yo, o eso parecía; la familia Adams continuaba con su estilo de vida de
hace siglos, Adriana y Sam eran una familia peculiar, un chico de 26 años, con
una mujer de 41, era un poco bizarro la verdad, por eso nunca dijimos que ellos
sostuvieran una relación sentimental, solo que Adriana era hermanastra de la
señora Julia. Adam y Sam sobrinos políticos del señor Douglas, y yo era sobrina
de Adriana…. Si bastante compleja la explicación.
Pisar de nuevo San Francisco, era una sensación extraña,
todo estaba exacto a la ultima vez, sentía un vacio en el estomago, una
inquietud. Al llegar a la puerta de nuestra casa, la miré unos segundos
subiendo la ceja izquierda. El camión de la mudanza llegó al día siguiente,
ocupamos 2 días en arreglar la casa por completo, la señora Julia había mandado
a pintar la casa de otro color en el interior, ahora las paredes eran color
salmón claro con detalles en blanco, la sala era blanca, con muebles salmón,
todo estaba perfectamente contrastado, era como estar en una nueva casa, eso me
agradaba. Ocupamos nuestras habitaciones anteriores, solo que Adriana y Sam ocupaban
una sola habitación.
Al pasar una semana, ya todos estaban ubicados en sus
nuevos empleos, el señor Douglas se había convertido en el nuevo director de
High School Abraham Lincoln, haciéndome a mi jefa de planificación y
subdirectora, algo bastante grande para una simple chica de 24 años. Mis
estudios los culmine en Buenos Aires, pero debido a nuestra existencia
extraordinaria, teníamos que alterar documentos cada vez que nos mudábamos,
todos 100% legales, solo cambiaban fechas y algunos números, teníamos aliados
en el Departamento de Justicia del gobierno estadounidense, para cuando nos
tocaba cambiar nuestros documentos de identidad, inmigración y todo el asunto.
Sam se había convertido en psiquiatra, Adam continuo con su taller para autos,
esta vez compro uno más grande, el no soportaba ser el subordinado de nadie.
Adriana era Abogada ya hace varios años atrás, era de las buenas y recias, había
conseguido empleo en el ayuntamiento como abogada del estado de California. Es
impresionante todo lo que se puede lograr en 1 semana; Sam aun estaba
estudiando donde podía montar su consultorio.
Desde hacía varios años atrás, había tenido la necesidad
de hacer ejercicios a diario, era una forma de liberar adrenalina, de drenar la
desesperación que a veces se me acumulaba, de dejar salir mi frustración, me
encantaba correr, pero me gustaba más cazar era instinto.
Luego de llegar de mi primer día de trabajo, me eché una
ducha larga y tibia, salí a mi habitación y miré al exterior, el sonido de una
ola chocando contra una roca llamó mi atención, abrí mi closet, me puse un mono
Adidas negro, unos tenis blancos, una franelilla blanca con una chaqueta
deportiva negra con detalles en gris, tomé mi celular y salí de mi habitación
directo a la calle echándome a andar en sentido oeste, vi hacia los lados y no
había nadie y me eché a correr a velocidad sobrenatural hasta llegar al centro de la ciudad, caminé por Hayes
street y doble enseguida a Gough street, mientras observaba las típicas casas
de San Francisco, pegadas una al lado de la otra. Caminé y caminé hasta que
llegue la Market street, ya las calles empezaban a desolarse, consulté mi reloj
y ya iban a ser las 10.40 p.m., me detuve en una esquina a esperar que el
semáforo cambiara, cruce la calle, doblando a la izquierda, caminé varios pasos
cuando vi a un par de sujetos delante de mi con actitud un poco sospechosa
-…fíjate en la ropa que trae…
-Tú lo intimidas mientras yo le quito lo que traiga
encima. Si se pone bruto, ya tu sabes lo que tienes que hacer…_ hablaban de
alguien que iba adelante
-Es solo un niño! Que me puede hacer? Morderme…?_ al
parecer se dieron cuenta de mi presencia porque voltearon, pero yo me escondí
detrás de un carro rápidamente, continuaron su paso tras el niño, era de unos
12 años, llevaba unos jeans anchos y una chaqueta verde oliva, con una mochila
en su espalda, iba entretenido con un PSP y unos audifonos, por lo que pude ver. Me fui detrás de ellos discretamente. El niño se detuvo en una
parada de autobús y en seguida lo abordaron los sujetos
-Déjenlo en paz…_ dije serenamente. Los tipos se
sobresaltaron y voltearon hacia mí y se rieron algo nerviosos, caminé hacia
ellos y uno me sacó un arma apuntándome, el otro tomó al niño de mala manera
por la chaqueta, también apuntándolo con el arma, continué caminando hacia
ellos
-Quédate en donde estas o disparamos_ me dijo uno de
ellos, el niño estaba asustado, tenía los ojos llenos de lágrimas, temblaba,
podía escuchar el latido intenso de los corazones de ellos tres
-Dije que lo dejaran en paz, si no quieren tener
problemas conmigo_ ambos se rieron a carcajadas
-Una flaca débil, de paso extranjera, totalmente
indefensa. Eres policía?
-Desgraciadamente para ustedes no_ volví a caminar hacia
ellos con paso firme, el que estaba solo me disparó en la pierna y otro en el pecho, la verdad
dolió, pero era como un pellizco para mí, me detuve a ver la herida
-Ouch…_ dije con falsedad y sonreí, continué caminando,
los dos hombres, incluyendo al niño me miraron con desconcierto. Tomé al hombre
que tenia de primero que era el libre y lo golpee fuertemente y le quité el
arma
-Si te acercas, mato al niño
-Si matas al niño, tú y tu compañero mueren_ corrí hacia él
y lo aparté del niño, llevándolo al lado del otro, ambos luchaban por liberarse
de mis manos. Mis colmillos empezaron a sobresalir, sentía las venas brotarse y
mi sangre comenzaba a arder al igual que mi garganta, estaba dispuesta a acabar
con ellos
-Alex!_ era la voz de Adam. Fruncí el ceño y subí la ceja
izquierda, solté a los hombres, estaban temblando de miedo, Adam tomó a uno, yo
tuve que agarrar a el otro para que no huyera_ Vuelve a tu maldita casa, con tu
compañero, olviden que esto paso, y no vuelvan a hacerle daño a nadie!_ dijo
Adam viendo a los ojos a el hombre que sujetaba, este asintió
-…vete a casa, olvida esto, si vuelves a tan siquiera
vuelves a pensar en hacerle daño a alguien, no correrás con tanta suerte.
Largo!_ le dije al otro haciendo el mismo procedimiento. Ambos se fueron de inmediato,
volteamos y el niño estaba parado donde lo dejé inmóvil, temblando, pero con
algo de asombro en su rostro_ Tu niño, que diablos haces fuera de tu casa a
esta hora?_ le dije de mal humor
-Son vampiros?_ dijo con una mezcla de fascinación y
miedo
-Te hice una pregunta…_ dije obstinada
-Digamos que me escapé de casa por unas horas, mi tía no
se ha dado cuenta
-Cómo te llamas?_ le dijo Adam
-Dylan_ le respondió, el niño continuaba sin moverse.
Adam se acercó a él
-Bien Dylan…_ lo tomó por los hombros
-No! Por favor no, no me hagan nada. Siempre supe que
ustedes existían. No me hipnoticen, o me hagan olvidar, yo guardaré su secreto,
por favor_ fruncí el ceño ante aquello, Adam volteo a verme, tenía la misma
expresión
-No somos nada, asumamos que somos superhéroes, tienes
que volver a tu casa niño, nada de escapadas, eso no está bien
-Está bien, está bien. Pero por favor confírmenme lo que
son
-Si somos vampiros, y bebemos sangre humana, no hagas que
nos alimentemos de ti_ fui hacia el niño, quite a Adam y tomé al niño por los
hombros_ Te vamos a llevar a casa, vas decir que te escapaste, vas a asumir tu
castigo, y nunca más vas a volver a hacer algo que preocupe a tu familia, te
vas a portar bien, vas a olvidar que viste vampiros reales. Entendido?_ el niño
asintió_ Bien, hecho…_ le dije Adam, mirándolo con algo de obstinación, su
expresión no era muy amable tampoco.
Fuimos hasta la calle Girard a una casa azul claro, con
detalles en blanco, hasta allí nos había guiado Dylan, bajó Adam con el niño
del taxi, yo no quería bajarme, tocaron la puerta, en seguida abrió una mujer
de unos 30 y algo, se notó que regañó al
niño, entró algo triste
-Qué pasó con Dylan, Annie?_ oí una voz masculina, que me
fue muy familiar, provenía del interior de la casa, me dio curiosidad, y me
bajé del auto, me paré al lado de Adam inmediatamente
-Muchas gracias por traerlo de vuelta, fue muy cortés de
su parte, señor…?
-Adam, Adam Vangarret. La verdad fue ella quien lo
encontró_ me señaló, sonreí con desgano
-Annie, que sucede?_ vino un chico trotando a la puerta
que estaba abierta a medias. Al darme cuenta de quién era, casi hace que me
desmaye, de hecho me tambalee, Adam me tuvo que atajar en el aire
-Alex? Te sientes bien…?_ me abrió exageradamente los
ojos, el también se dio cuenta de quién era
-Señorita… Le sucede algo?_ se acercó a mí el muchacho,
pero voltee la cara de inmediato
-No! Estoy bien…_ salí corriendo por la calle. Adam fue
tras de mí en seguida
-Alex espera!_ continué trotando, las lagrimas empezaban
a correr por mis mejillas. Adam me alcanzó, me tomó por el brazo y me detuvo
-Es él Adam, es él…_ dije llorando desesperadamente, no
sabía si de rabia, tristeza o alegría
-Sí, yo también me di cuenta…_ dijo con algo de tristeza
mientras me abrazaba firmemente
-Cómo es posible que pueda verlo, después de tantas
cosas, tanto tiempo? Está exacto, no lo puedo creer…
-Hasta donde veo, él es el único que puede volver hacer
de ti, el ser maravilloso que solías ser, tenía tiempo sin sentirte cerca.
Tengo que aceptar que Simon es el único que te puede devolver tu humanidad
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