lunes, 28 de noviembre de 2011


Capitulo 6
A través del tiempo

            Siempre pensé que regresar a San Francisco, significaría un riesgo. Teóricamente nadie nos conoció en el tiempo que vivimos allí, ellos que fueron lo que duraron más tiempo, aseguran que nunca socializaron con algún vecino o alguna persona que significara amenaza. Las casas anteriores en El Camino del mar, no las vendieron como pensé, creo que desde el momento que partieron a Albacete ellos se fueron con la idea de volver, y según Adriana, ya era el momento de hacerlo. Ya llevaba con esta, 5 mudanzas sin contar cuando me vine de Venezuela, pero digamos que esa fue voluntaria y 100% planificada, no porque estuviera huyendo de algo o alguien, aunque básicamente no estábamos huyendo de nadie, sino como decía el señor Douglas “Conociendo nuevos destinos”, vulgarmente estábamos siendo como gitanos, todo por mantener nuestra identidad vampírica oculta.
            La conversación con Adriana, pero sobre todo la que tuve con Chris días anteriores, me había dejado muy pensativa, la verdad me costaba concentrarme en el algo. Haber “apagado mis emociones” no era algo plenamente voluntario, suena como si tuviéramos un suiche que subimos o bajamos a nuestros antojo, pero era algo más complejo y extraño de explicar. En efecto si se siente, lo que cambia es que no dejas que esos sentimientos influyan en ti. No era capaz de sentir alegría, ira, tristeza, la nostalgia apenas rozaba mi corazón; creo que eso era posible gracias a que carecías de alma, ya no era tuya, aun puebla tu cuerpo pero no te pertenece, supongo que eso lo hace más fácil de manejar.
            Todos eran básicamente felices, menos yo, o eso parecía; la familia Adams continuaba con su estilo de vida de hace siglos, Adriana y Sam eran una familia peculiar, un chico de 26 años, con una mujer de 41, era un poco bizarro la verdad, por eso nunca dijimos que ellos sostuvieran una relación sentimental, solo que Adriana era hermanastra de la señora Julia. Adam y Sam sobrinos políticos del señor Douglas, y yo era sobrina de Adriana…. Si bastante compleja la explicación.
           
Pisar de nuevo San Francisco, era una sensación extraña, todo estaba exacto a la ultima vez, sentía un vacio en el estomago, una inquietud. Al llegar a la puerta de nuestra casa, la miré unos segundos subiendo la ceja izquierda. El camión de la mudanza llegó al día siguiente, ocupamos 2 días en arreglar la casa por completo, la señora Julia había mandado a pintar la casa de otro color en el interior, ahora las paredes eran color salmón claro con detalles en blanco, la sala era blanca, con muebles salmón, todo estaba perfectamente contrastado, era como estar en una nueva casa, eso me agradaba. Ocupamos nuestras habitaciones anteriores, solo que Adriana y Sam ocupaban una sola habitación.
Al pasar una semana, ya todos estaban ubicados en sus nuevos empleos, el señor Douglas se había convertido en el nuevo director de High School Abraham Lincoln, haciéndome a mi jefa de planificación y subdirectora, algo bastante grande para una simple chica de 24 años. Mis estudios los culmine en Buenos Aires, pero debido a nuestra existencia extraordinaria, teníamos que alterar documentos cada vez que nos mudábamos, todos 100% legales, solo cambiaban fechas y algunos números, teníamos aliados en el Departamento de Justicia del gobierno estadounidense, para cuando nos tocaba cambiar nuestros documentos de identidad, inmigración y todo el asunto. Sam se había convertido en psiquiatra, Adam continuo con su taller para autos, esta vez compro uno más grande, el no soportaba ser el subordinado de nadie. Adriana era Abogada ya hace varios años atrás, era de las buenas y recias, había conseguido empleo en el ayuntamiento  como abogada del estado de California. Es impresionante todo lo que se puede lograr en 1 semana; Sam aun estaba estudiando donde podía montar su consultorio.
Desde hacía varios años atrás, había tenido la necesidad de hacer ejercicios a diario, era una forma de liberar adrenalina, de drenar la desesperación que a veces se me acumulaba, de dejar salir mi frustración, me encantaba correr, pero me gustaba más cazar era instinto.
Luego de llegar de mi primer día de trabajo, me eché una ducha larga y tibia, salí a mi habitación y miré al exterior, el sonido de una ola chocando contra una roca llamó mi atención, abrí mi closet, me puse un mono Adidas negro, unos tenis blancos, una franelilla blanca con una chaqueta deportiva negra con detalles en gris, tomé mi celular y salí de mi habitación directo a la calle echándome a andar en sentido oeste, vi hacia los lados y no había nadie y me eché a correr a velocidad sobrenatural hasta llegar  al centro de la ciudad, caminé por Hayes street y doble enseguida a Gough street, mientras observaba las típicas casas de San Francisco, pegadas una al lado de la otra. Caminé y caminé hasta que llegue la Market street, ya las calles empezaban a desolarse, consulté mi reloj y ya iban a ser las 10.40 p.m., me detuve en una esquina a esperar que el semáforo cambiara, cruce la calle, doblando a la izquierda, caminé varios pasos cuando vi a un par de sujetos delante de mi con actitud un poco sospechosa
-…fíjate en la ropa que trae…
-Tú lo intimidas mientras yo le quito lo que traiga encima. Si se pone bruto, ya tu sabes lo que tienes que hacer…_ hablaban de alguien que iba adelante
-Es solo un niño! Que me puede hacer? Morderme…?_ al parecer se dieron cuenta de mi presencia porque voltearon, pero yo me escondí detrás de un carro rápidamente, continuaron su paso tras el niño, era de unos 12 años, llevaba unos jeans anchos y una chaqueta verde oliva, con una mochila en su espalda, iba entretenido con un PSP y unos audifonos, por lo que pude ver. Me fui detrás de ellos discretamente. El niño se detuvo en una parada de autobús y en seguida lo abordaron los sujetos
-Déjenlo en paz…_ dije serenamente. Los tipos se sobresaltaron y voltearon hacia mí y se rieron algo nerviosos, caminé hacia ellos y uno me sacó un arma apuntándome, el otro tomó al niño de mala manera por la chaqueta, también apuntándolo con el arma, continué caminando hacia ellos
-Quédate en donde estas o disparamos_ me dijo uno de ellos, el niño estaba asustado, tenía los ojos llenos de lágrimas, temblaba, podía escuchar el latido intenso de los corazones de ellos tres
-Dije que lo dejaran en paz, si no quieren tener problemas conmigo_ ambos se rieron a carcajadas
-Una flaca débil, de paso extranjera, totalmente indefensa. Eres policía?
-Desgraciadamente para ustedes no_ volví a caminar hacia ellos con paso firme, el que estaba solo me disparó en la pierna y otro en el pecho, la verdad dolió, pero era como un pellizco para mí, me detuve a ver la herida
-Ouch…_ dije con falsedad y sonreí, continué caminando, los dos hombres, incluyendo al niño me miraron con desconcierto. Tomé al hombre que tenia de primero que era el libre y lo golpee fuertemente y le quité el arma
-Si te acercas, mato al niño
-Si matas al niño, tú y tu compañero mueren_ corrí hacia él y lo aparté del niño, llevándolo al lado del otro, ambos luchaban por liberarse de mis manos. Mis colmillos empezaron a sobresalir, sentía las venas brotarse y mi sangre comenzaba a arder al igual que mi garganta, estaba dispuesta a acabar con ellos
-Alex!_ era la voz de Adam. Fruncí el ceño y subí la ceja izquierda, solté a los hombres, estaban temblando de miedo, Adam tomó a uno, yo tuve que agarrar a el otro para que no huyera_ Vuelve a tu maldita casa, con tu compañero, olviden que esto paso, y no vuelvan a hacerle daño a nadie!_ dijo Adam viendo a los ojos a el hombre que sujetaba, este asintió
-…vete a casa, olvida esto, si vuelves a tan siquiera vuelves a pensar en hacerle daño a alguien, no correrás con tanta suerte. Largo!_ le dije al otro haciendo el mismo procedimiento. Ambos se fueron de inmediato, volteamos y el niño estaba parado donde lo dejé inmóvil, temblando, pero con algo de asombro en su rostro_ Tu niño, que diablos haces fuera de tu casa a esta hora?_ le dije de mal humor
-Son vampiros?_ dijo con una mezcla de fascinación y miedo
-Te hice una pregunta…_ dije obstinada
-Digamos que me escapé de casa por unas horas, mi tía no se ha dado cuenta
-Cómo te llamas?_ le dijo Adam
-Dylan_ le respondió, el niño continuaba sin moverse. Adam se acercó a él
-Bien Dylan…_ lo tomó por los hombros
-No! Por favor no, no me hagan nada. Siempre supe que ustedes existían. No me hipnoticen, o me hagan olvidar, yo guardaré su secreto, por favor_ fruncí el ceño ante aquello, Adam volteo a verme, tenía la misma expresión
-No somos nada, asumamos que somos superhéroes, tienes que volver a tu casa niño, nada de escapadas, eso no está bien
-Está bien, está bien. Pero por favor confírmenme lo que son
-Si somos vampiros, y bebemos sangre humana, no hagas que nos alimentemos de ti_ fui hacia el niño, quite a Adam y tomé al niño por los hombros_ Te vamos a llevar a casa, vas decir que te escapaste, vas a asumir tu castigo, y nunca más vas a volver a hacer algo que preocupe a tu familia, te vas a portar bien, vas a olvidar que viste vampiros reales. Entendido?_ el niño asintió_ Bien, hecho…_ le dije Adam, mirándolo con algo de obstinación, su expresión no era muy amable tampoco.
Fuimos hasta la calle Girard a una casa azul claro, con detalles en blanco, hasta allí nos había guiado Dylan, bajó Adam con el niño del taxi, yo no quería bajarme, tocaron la puerta, en seguida abrió una mujer de unos  30 y algo, se notó que regañó al niño, entró algo triste
-Qué pasó con Dylan, Annie?_ oí una voz masculina, que me fue muy familiar, provenía del interior de la casa, me dio curiosidad, y me bajé del auto, me paré al lado de Adam inmediatamente
-Muchas gracias por traerlo de vuelta, fue muy cortés de su parte, señor…?
-Adam, Adam Vangarret. La verdad fue ella quien lo encontró_ me señaló, sonreí con desgano
-Annie, que sucede?_ vino un chico trotando a la puerta que estaba abierta a medias. Al darme cuenta de quién era, casi hace que me desmaye, de hecho me tambalee, Adam me tuvo que atajar en el aire
-Alex? Te sientes bien…?_ me abrió exageradamente los ojos, el también se dio cuenta de quién era
-Señorita… Le sucede algo?_ se acercó a mí el muchacho, pero voltee la cara de inmediato
-No! Estoy bien…_ salí corriendo por la calle. Adam fue tras de mí en seguida
-Alex espera!_ continué trotando, las lagrimas empezaban a correr por mis mejillas. Adam me alcanzó, me tomó por el brazo y me detuvo
-Es él Adam, es él…_ dije llorando desesperadamente, no sabía si de rabia, tristeza o alegría
-Sí, yo también me di cuenta…_ dijo con algo de tristeza mientras me abrazaba firmemente
-Cómo es posible que pueda verlo, después de tantas cosas, tanto tiempo? Está exacto, no lo puedo creer…
-Hasta donde veo, él es el único que puede volver hacer de ti, el ser maravilloso que solías ser, tenía tiempo sin sentirte cerca. Tengo que aceptar que Simon es el único que te puede devolver tu humanidad

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