lunes, 23 de enero de 2012


Capitulo 12
No puedo elegir


            Me sentía como en una nube, era feliz de una manera muy extraña, la casa estaba a oscuras, fui hasta la cocina a buscar un vaso con agua, había una nota en la nevera pegada
                       
                        Fuimos a comer fuera ya al cine, regresamos tarde, no nos esperen
                                               Adriana          

            Sonreí y negué con la cabeza, Adriana y Sam habían encontrado la felicidad, a su manera, pero la  habían conseguido, tomé un vaso con agua, y subí las escaleras, dejé todo oscuro como estaba, entré a mi habitación, solo entraba la luz de la luna llena por la ventana, me quité la chaqueta
            -Que haces aquí?_ pregunté viendo hacia la ventana, Adam estaba detrás de mi
            -Sólo esperaba a que llegaras
            -Me estas vigilando?_ dije volteándome hacia él
            -Para nada. Como te fue?
            -Bien... comimos solamente
            -Comieron? como le hiciste?
            -Carne cruda
            -Ah claro!_ hicimos un silencio, fue bastante incomodo, todo estaba oscuro prácticamente, tomó mi rostro con su mano derecha, encontrando nuestras miradas_ tu mirada a pesar de haber cambiado por tu vampirismo, vuelve a ser la de antes, esa mirada tierna...
            -Adam..._ traté de interrumpirlo
            -Te puedes callar un momento Alexandra?_ me silenció por completo_ estoy tratando de decirte que te amo, te amé desde el momento que te conocí y aun lo sigo haciendo lo la misma intensidad, nunca voy a dejar de insistir, nunca_ sentía que estaba a punto de sufrir una crisis emocional, las lagrimas las tenía en puerta, lo que hice fue abrazarlo, había olvidado lo alto que era, recostar mi cabeza de su pecho y sentir sus brazos a mi alrededor siempre fue una de las mejores sensaciones del mundo.
            Me separé de él, sentía que me iba a desmayar, me limpié las lagrimas que habían salido, tratando que Adam no se diera cuenta, volvió a tomar mi mejilla, lo vi y sonreí con desgano, dejando salir una lagrima, su mirada siempre me hechizó, era tan particular; de un momento a otro nuestros labios se encontraron, fue un beso lento, empecé con timidez, había olvidado el sabor de sus labios; rodeé su cuello con mis brazos, el beso al pasar los segundos se ponía mas intenso, nuestra respiración se aceleraba, desató mi cinturón mientras continuábamos besándonos y lo dejó caer al suelo, desabotoné su camisa, descubriendo su pecho definido, me cargó, amarrándolo con mis piernas por su cintura, puso sus manos en mis caderas para sostenerme, besó mi cuello y me llevó a la cama, continuamos desvistiéndonos, sentía una llama muy fuerte dentro de mí, hacía mucho tiempo que no sentía algo así, lo mas cumbre es que era por él mismo, sentir su piel con la mía, sus besos, todo era tan perfecto.
            Salió el primer rayito de sol, abrí los ojos y estaba acostada en su pecho, sus brazos me rodeaban
            -Buenos días...._ me dijo apenas abrió los ojos, sonreí hipócritamente_ qué pasa?_ senté en la cama
            -Adam, no quiero que mal interpretes esto...
            -Alex, no te quiero presionar, tu sola vas a volver a mí, esto que paso entre nosotros solo confirma que aun sientes algo por mí, y quiero que te quede bien claro que no voy a dejar que ni el mismo Simon resucitado me aparte de ti, siempre voy a dar todo por ti, no estoy dentro de ti, pero juraría que lo que sientes por él, es un cariño muy grande, que comprometiste por su amor por ti, pero creo que eso sonaría demasiado egocéntrico de mi parte_ sonaba y se veía decepcionado al decir aquello, se levantó de la cama vistiéndose
            -Adam, espera...
            -Déjalo... ya es un nuevo día, y supongo que tienes que ir a trabajar, ya es un poco tarde, yo también tengo cosas que hacer_ salió de mi habitación dándome un beso en la cabeza, quedé congelada, no sabía qué hacer.
            Me levanté y tomé una ducha tibia, la verdad hacia frio, las lluvias habían puesto las cosas extra frescas en San Francisco. Al cerrar los ojos para meterme bajo la caída de agua, visualicé aquella oportunidad que estuve con Simon en Tampa, así que los abrí de golpe, era muy confuso y era totalmente inconcebible sentir algo así por dos personas, pero ninguno de los dos sentimientos se parecían tampoco, desde el inicio de este conflicto siempre supe lo que tenía que hacer, y era simple, elegir, lo que no era simple era precisamente eso, elegir.

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